El siguiente vídeo muestra una técnica utilizada para la reducción de deudas cuando se poseen múltiples tarjetas de crédito, conocida como “Bola de Nieve”
miércoles, 19 de octubre de 2011
Bola de Nieve: ¿Cómo reducir la deuda de las tarjetas de crédito?
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miércoles, 12 de octubre de 2011
Sobreendeudamiento o sobregiro en Microfinanzas

El sobreendeudamiento ya existe. Ello no significa que el beneficiario no paga, sino que está al borde de no pagar porque su fuente de repagos no está en condiciones de cumplir con las obligaciones que tiene. No es una novedad que hayan clientes que tienen deudas con seis o siete instituciones microfinancieras al mismo tiempo.
Por esa razón, una de las causas que está originando esta situación proviene de las mismas instituciones financieras (bancos y entidades microfinancieras). Si se analiza esta situación desde la perspectiva de la administración de los riesgos empresariales, se observará que por cumplir con las metas fijadas por las IMF (Léase cuotas de créditos), varios analistas “aprueban” créditos sin evaluación rigurosa. Pero no solamente es un problema de las microfinancieras, sino de todas las organizaciones que están incursionando en el sector, incluyendo a las nuevas organizaciones y divisiones de los bancos comerciales.
Muchos analistas por cumplir sus metas de colocación de fondos, están otorgando los créditos sin la rigurosidad que la norma y experiencia exigen. Como el mercado está creciendo, las IMF deben contratar a nuevos analistas de créditos, que a su vez, deben salir a las calles con la mínima experiencia y escaso conocimiento del mercado, razón por la cual, la exigencia de análisis ya no se realiza al detalle. La falta de capacitación es un elemento que se debe tener en cuenta para reducir el riesgo de sobreendeudamiento. Ello es tarea de las gerencias de las organizaciones microfinancieras.
El cumplimiento de las metas establecidas en el corto plazo por las IMF distorsiona la calidad de la evaluación que están haciendo los analistas, situación que genera el otorgamiento de préstamos sin la mínima evaluación crediticia.
Todo crédito debe garantizar que tiene una fuente de repago, es decir, un retorno. Pero si las evaluaciones se están dando a cómo de lugar, los problemas del sobreendeudamiento están frente a nosotros. Insisto, los responsables de las instituciones financieras deben frecuentemente revisar sus causales de riesgo.
Los directores y gerentes de cada institución deberían saber hasta dónde quiere llegar.
Deben incorporar los principios de la administración de riesgos en sus organizaciones.
De esa manera, no se podrá aceptar clientes endeudados, pero sí personas que tengan un margen razonable entre sus ingresos y egresos.
Pero el problema de un posible sobreendeudamiento en el mercado también abarca a los "buenos clientes”, que ante las ofertas de crédito fácil, muchas veces a sola firma, caen en la tentación de aceptar ventajosas líneas de crédito. Está comprobado que muchos de estos clientes terminan con alta morosidad.
Entonces no se trata de colocar por colocar los créditos por parte de los analistas, sino que éstos deberían asumir un rol más protagónico en la aprobación de los mismos. Hay muchos casos que los padres, en casos en empresas familiares, están sobreendeudados, pero los nuevos créditos se obtienen a nombre de los hijos mayores de 18 años y éstos son evaluados simplemente como nuevos clientes, cuando el ingreso es familiar. Urge realizar evaluaciones crediticias con rigurosidad y ver la forma cómo ayudar a los clientes a pagar sus deudas oportunamente.
La ampliación de los créditos muchas veces no tiene solidez, cuando no se ha dado en forma progresiva y de acuerdo al desarrollo del negocio.
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miércoles, 5 de octubre de 2011
Como calcular las pensiones tras la reforma
Con la aprobación de la ley de reforma de las pensiones 2011 por el gobierno con el fin de intentar asegurar la sostenibilidad en el tiempo del actual sistema de pensiones, esto provoca que el importe que vayamos a cobrar cuando nos jubilemos cambie, con lo que se hace importante saber cómo calcular las pensiones tras la reforma.
Antes de conocer cómo calcular las pensiones tras la reforma debemos de saber que a partir del 2013 y estableciéndose un periodo transitorio, los trabajadores se irán jubilando progresivamente más tarde cada vez, para a partir del 2027, todos nos jubilaremos a los 67 años de edad.
Aunque hay excepciones, ya que por ejemplo nos podremos seguir jubilando a los 65 años si tenemos cotizados un mínimo de 37 años y también determinadas profesiones de riesgo o los trabajadores del sector de la construcción, podrán jubilarse antes.
Otro de los puntos a tener en cuenta para determinar cómo calcular las pensiones tras la reforma es que si hasta ahora se tomaban los últimos 15 años cotizados como periodo para calcular nuestra pensión, este periodo se amplia pasando de los 15 a los 25 años.
- Primeramente la pensión dependerá de los años cotizados y de la base reguladora, por lo que echaremos mano de la base de cotización de los dos últimos años más los 23 años anteriores que se utilizarán para calcular la pensión pero debidamente actualizados con el IPC.
- La cantidad resultante que se multiplica por 12 meses y se divide entre 14, por las pagas extras, dará como resultado la base reguladora.
- Con esta cifra, nos iremos a los años que hemos cotizado ya que en función de éstos se aplica un porcentaje u otro sobre esta base reguladora, por ejemplo para 15 años cotizados se aplica un porcentaje del 50%, para 20 años el 65%, incrementándose tres puntos porcentuales por cada año cotizado, así hasta llegar al 100% que corresponde a los 37 años necesarios para cobrar el 100% de la pensión.
De esta manera el importe obtenido al calcular la pensión tras la reforma, será lo que vayamos a cobrar aunque si esta cifra que nos sale es inferior a la pensión mínima, establecida en 730 euros mensuales si se tiene cónyuge a cargo o si no se tiene asciende a 601 euros al mes, tendremos asegurado el cobro de esta pensión mínima.
Aunque también hay que observar que la pensión de jubilación tiene un máximo y que asciende a casi los 2.500 euros mensuales para este año 2011.
Por regla general a consecuencia de esta reforma de las pensiones, nuestra pensión se verá reducida en la mayoría de los casos al verse ampliado el periodo que se utiliza para determinar cómo calcular las pensiones tras la reforma.
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miércoles, 28 de septiembre de 2011
Qué es...Tasa interna de Rentabilidad, Para decidir inversiones
En el mundo financiero, y en nuestra vida diaria, nos encontramos frecuentemente ante la siguiente disyuntiva: ¿debería realizar determinada inversión? En ocasiones, este interrogante no se presenta en términos absolutos, sino relativos: ¿debería invertir en A o en B? (refiriéndonos a acciones, bonos, un proyecto empresarial, etc.) ¿Cómo podemos tomar tal decisión basada en criterios lo más racionales posibles?
La tasa interna de rentabilidad (TIR) es una de las metodologías más utilizadas para responder a estas cuestiones relacionadas con el atractivo de una inversión. La TIR (en inglés IRR, Internal Rate of Return) está muy relacionada con otra metodología clásica, el valor actual neto (VAN).
El VAN es el valor presente de los flujos de caja que genera un proyecto de inversión, teniendo en cuenta tanto los flujos positivos como los negativos. Matemáticamente, la TIR es la tasa de descuento que iguala el VAN a cero. Por tanto, un proyecto de inversión crea valor cuando su VAN es superior a cero o cuando su TIR es superior al coste de capital del inversor. El concepto de coste de capital puede explicarse de forma simplificada como el umbral de rentabilidad mínima exigida por el inversor (umbral que se sitúa en su coste de financiación).
El VAN es el valor presente de los flujos de caja que genera un proyecto de inversión, teniendo en cuenta tanto los flujos positivos como los negativos. Matemáticamente, la TIR es la tasa de descuento que iguala el VAN a cero. Por tanto, un proyecto de inversión crea valor cuando su VAN es superior a cero o cuando su TIR es superior al coste de capital del inversor. El concepto de coste de capital puede explicarse de forma simplificada como el umbral de rentabilidad mínima exigida por el inversor (umbral que se sitúa en su coste de financiación).
La ventaja práctica que presenta la TIR respecto al VAN consiste en que sus resultados son más fácilmente entendibles: es más significativo hablar de una rentabilidad del 35% que de una inversión que generará 3.452 euros, por ejemplo. La TIR nos permite discriminar entre distintos proyectos de inversión, siempre que tengamos el mismo coste de capital para todos ellos (por ejemplo la inversión de nuestros ahorros).
La TIR es, sin duda, uno de los conceptos financieros más utilizados en los mercados de capitales hoy en día.
En los últimos años se ha producido un descenso en la rentabilidad de muchos de los activos financieros tradicionales, acompañado de un importante auge de gestores alternativos, como los fondos de private equity y los hedge funds, orientados al inversor institucional. Sin embargo, esta búsqueda de una mayor rentabilidad por parte del inversor conlleva con frecuencia un importante aumento del riesgo, además de materializarse habitualmente en inversiones menos líquidas o fácilmente disponibles.
Los fondos de private equity se caracterizan por llevar a cabo inversiones en empresas que les proporcionan una TIR media bastante elevada, del 20% al 30% habitualmente. Una de las claves para conseguir tasas de retorno tan elevadas es el alto grado de apalancamiento o recursos ajenos con que realizan sus inversiones. Los hedge funds suelen invertir en activos financieros cotizados (acciones, convertibles) mediante estrategias en las que asumen un riesgo elevado (uso de derivados, apalancamiento, expectativas de toma de control, etc.) buscando rentabilidades superiores a las de los activos cotizados tradicionales.
En los últimos años se ha producido un descenso en la rentabilidad de muchos de los activos financieros tradicionales, acompañado de un importante auge de gestores alternativos, como los fondos de private equity y los hedge funds, orientados al inversor institucional. Sin embargo, esta búsqueda de una mayor rentabilidad por parte del inversor conlleva con frecuencia un importante aumento del riesgo, además de materializarse habitualmente en inversiones menos líquidas o fácilmente disponibles.
Los fondos de private equity se caracterizan por llevar a cabo inversiones en empresas que les proporcionan una TIR media bastante elevada, del 20% al 30% habitualmente. Una de las claves para conseguir tasas de retorno tan elevadas es el alto grado de apalancamiento o recursos ajenos con que realizan sus inversiones. Los hedge funds suelen invertir en activos financieros cotizados (acciones, convertibles) mediante estrategias en las que asumen un riesgo elevado (uso de derivados, apalancamiento, expectativas de toma de control, etc.) buscando rentabilidades superiores a las de los activos cotizados tradicionales.
Dado que la TIR expresa la rentabilidad en términos anuales, el número de años que se mantiene la inversión suele tener un gran impacto en su cálculo: habitualmente alargar el periodo de maduración de una inversión más años de lo necesario puede disminuir la TIR debido a la pérdida del valor del dinero en el tiempo.
Por ello muchos gestores de private equity recurren al cada vez más habitual fenómeno de la recapitalización de sus inversiones (coloquialmente, recap); antes de proceder a la venta final, vuelven a endeudar la empresa, adelantándose un dividendo extraordinario que de otra forma sólo percibirían en la venta posterior. Aunque la liquidez extraída de la inversión en el recap sea equivalente a la que se obtendría en la venta posterior, el hecho de adelantarla en el tiempo mejora su TIR. Una posible crítica a esta práctica es que el recap conlleva el pago de fees y nuevos intereses por el endeudamiento, que reducen el valor absoluto que se obtiene de la inversión (frente a la venta sin recap). En este caso vemos que el criterio TIR prevalece sobre el VAN.
Por ello muchos gestores de private equity recurren al cada vez más habitual fenómeno de la recapitalización de sus inversiones (coloquialmente, recap); antes de proceder a la venta final, vuelven a endeudar la empresa, adelantándose un dividendo extraordinario que de otra forma sólo percibirían en la venta posterior. Aunque la liquidez extraída de la inversión en el recap sea equivalente a la que se obtendría en la venta posterior, el hecho de adelantarla en el tiempo mejora su TIR. Una posible crítica a esta práctica es que el recap conlleva el pago de fees y nuevos intereses por el endeudamiento, que reducen el valor absoluto que se obtiene de la inversión (frente a la venta sin recap). En este caso vemos que el criterio TIR prevalece sobre el VAN.
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lunes, 19 de septiembre de 2011
El Ebitda, puede resultar ser una trampa

En mercados crecientes y en expansión no es una mala estrategia poner el énfasis en lograr crecer más o como mínimo igual que el mercado, a fin de poder tener una situación competitiva y estar entre los líderes del sector. Pero esto lleva, muchas veces, a crecer sin la suficiente rentabilidad y a poner a la empresa en una situación delicada ante cambios bruscos hacia coyunturas desfavorables.
Con el Ebitda (earnings before interests, taxes, depreciation, and amortization), es decir, dando el resultado sin tener en cuenta los intereses, los impuestos, la depreciación y las amortizaciones, se daban unas cifras presentables, sin que en la cuenta de explotación se viera el efecto siempre negativo del exceso de gastos financieros, y del aumento de las amortizaciones que las adquisiciones comportaban. Todo ello, pensaban los partidarios del Ebitda, será de sobra compensado en un futuro cuando el aumento de tamaño, y las economías de escala, mejoren el verdadero resultado.
Pero la burbuja tecnológica estalló y sigue habiendo muchos partidarios del Ebitda. En primer lugar, los que no han podido aún encontrar las sinergias suficientes para rentabilizar adquisiciones realizadas con deuda y a precios excesivos. En segundo lugar, aquellos que quieren disimular el excesivo endeudamiento de sus empresas, y, en definitiva, todos aquellos que no pueden dar un resultado neto positivo.
Pero, ¿qué empresa es la que no tiene gastos financieros, no paga impuestos ni tasas y no tiene depreciación y amortizaciones? Medir el resultado de una empresa mediante el Ebitda es una trampa, porque no refleja la verdadera rentabilidad de la empresa. Sin embargo, proliferan y sigue habiendo muchos partidarios de dar los resultados mediante el Ebitda, que a veces vemos traducido en nuestro idioma como 'resultado bruto de explotación'.
Por esto, a mis alumnos les prevengo, y les advierto que desconfíen cuando vean o lean que una compañía da sus resultados con estos parámetros, porque generalmente son compañías que pierden dinero.
El único verdadero resultado de una empresa es el beneficio neto después de impuestos, el puro y duro bottom line y, si me apuran, acepto el cash flow, ya que en realidad refleja los recursos que genera la empresa. Todo lo demás son trampas y artificios para confundir.
Y de ahí, que sea un firme defensor y practicante de lo que me enseñó hace años un antiguo jefe mío, cuya oficina central estaba en Los Ángeles. Me decía: 'Puesto que cuando yo trabajo tú duermes (por la diferencia horaria) y viceversa, tu objetivo es lograr un equilibrio entre el bottom line y el market share'. Es decir, el objetivo era lograr un bottom line (beneficio neto después de impuestos) razonable, junto con un crecimiento sostenido del market share (cuota de mercado).
Estoy firmemente convencido de que esta es la fórmula perfecta del equilibrio de una empresa, que asegura la rentabilidad y la supervivencia a largo plazo. Tan malo es ganar mucha cuota de mercado y tener pérdidas, ya que no es sostenible mucho tiempo, como malo es tener mucho beneficio neto e ir perdiendo cuota de mercado, porque, de seguir así, cada vez tendrás menos parte del pastel y al final sólo te quedará las migajas y con ellas sólo podrás generar pérdidas.
A veces, me encuentro con empresarios que me dicen: 'Estoy muy contento porque este año he aumentado mis ventas un 10%'. Y yo les pregunto: '¿Cuánto ha aumentado tu mercado?, porque si ha crecido un 15% no vas bien, ya que pierdes participación'.
En definitiva, considero que el Ebitda es una trampa, excusa, mayoritariamente, de las empresas que no tienen buenos resultados y que debemos asegurar el futuro de la empresa con resultados reales satisfactorios (beneficio neto después de impuestos o cash flow) al mismo tiempo que ganamos participación en nuestro mercado.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
EBITDA y Cash-Flow: Indicadores parecidos, pero no iguales

El beneficio contable, que es una medida que habitualmente se ha tenido en cuenta, es en realidad una "ficción" y puede esconder, en su cálculo, distintas asunciones que distorsionan su utilidad ya que no refleja el rendimiento operativo, ni es una estimación del Cash-Flow.
El EBITDA tiene la ventaja, por tanto, de eliminar el sesgo de la estructura financiera, del entorno fiscal y de los gastos "ficticios". De esta forma, permite obtener una idea del rendimiento operativo de las empresas y comparar de una forma más adecuada lo bien o mal que lo hacen distintas empresas o sectores en el ámbito puramente operativo.
Un error bastante común es considerar el EBITDA como una medida del Cash-Flow de la compañía. El error procede del hecho de que los intereses y los impuestos son gastos reales, y por lo tanto relevantes en el cálculo del flujo de caja. Tampoco tiene en cuenta las inversiones realizadas o las variaciones de capital, que también tienen impacto en el Cash-Flow. Vincular EBITDA y Cash-Flow también supondría asumir que todas las ventas de cobran, todas las deudas de pagan, y todo lo que se compra se vende. Lo cual, evidentemente, no es así.
En este sentido, muchos critican el EBITDA como un indicador "maleable" en cuyo cálculo se pueden realizar distintas asunciones, y que por lo tanto pueden servir para maquillar los resultados verdaderos de una organización. Lo cual, de cara a realizar decisiones de inversión, puede resultar fatal ya que en términos financieros, lo único relevante es el Cash-Flow, el dinero que realmente genera una empresa y que puede calcular mientras que el Cash-Flow exige hilar más fino.
Como conclusión, habría que decir que el EBITDA es un buen indicador si se usa con precaución y para lo que está diseñado, y es un indicador enormemente peligroso si se toma como única medida de capacidad de una empresa de generar "cash". Que es, en el fondo, lo que importa.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
¿Qué es el capital riesgo?
Las sociedades de capital de riesgo son empresas que invierten sus recursos propios en la financiación de otras sociedades, sobre todo pequeñas y medianas empresas no cotizadas en bolsa, pero con amplias expectativas de crecimiento. También prestan su apoyo a empresas de nueva creación.
En la ley 1/1999 se define capital riesgo como "una actividad financiera que consiste en proporcionar recursos a medio y largo plazo, pero sin vocación de permanencia ilimitada, a empresas que presentan dificultades para acceder a otras fuentes de financiación.
La sociedad de capital riesgo aporta inversión a cambio de convertirse en socio del negocio, en un porcentaje que no suele superar el 30 por ciento. La permanencia del inversor en la nueva empresa se limita al tiempo que dura el proyecto financiado: entre ocho y doce años para un negocio nuevo y en torno a los cinco años para compañías experimentadas.
Para que una pyme pueda estar participada por una sociedad de capital riesgo, la primera cualidad que debe tener es estar inmersa en un proyecto de carácter dinámico, a ser posible innovador y con posibilidades de crecimiento. Además, las sociedades de capital riesgo valoran la calidad y carisma del equipo directivo y sus dotes para gestionar la compañía.
En la ley 1/1999 se define capital riesgo como "una actividad financiera que consiste en proporcionar recursos a medio y largo plazo, pero sin vocación de permanencia ilimitada, a empresas que presentan dificultades para acceder a otras fuentes de financiación.
La sociedad de capital riesgo aporta inversión a cambio de convertirse en socio del negocio, en un porcentaje que no suele superar el 30 por ciento. La permanencia del inversor en la nueva empresa se limita al tiempo que dura el proyecto financiado: entre ocho y doce años para un negocio nuevo y en torno a los cinco años para compañías experimentadas.
Para que una pyme pueda estar participada por una sociedad de capital riesgo, la primera cualidad que debe tener es estar inmersa en un proyecto de carácter dinámico, a ser posible innovador y con posibilidades de crecimiento. Además, las sociedades de capital riesgo valoran la calidad y carisma del equipo directivo y sus dotes para gestionar la compañía.
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